Pino piñonero - Trabajos y evolución

El trabajo de hoy es para romper una lanza por nuestro pinos autóctonos. Realizado por Juan Antonio Pérez nos documenta los trabajos realizados a esta conífera así como la evolución conseguida con los años.


Los pinos piñoneros (pinus pinea) no eran utilizados normalmente para hacer bonsái, entre otras razones por sus enormes y fuertes agujas, pero crecen muy bien por el sur, y es una especie que muchos aficionados tienen en sus jardines. He visto infinidad de ellos, pero una gran mayoría son trabajados cortando las ramas con hojas juveniles, lo que evita que formen velas, incluso en los ejemplares de más de 20 años. Los ejemplares de vivero que se suelen utilizar, o los obtenidos sembrando piñones, tampoco forman cortezas bonitas, y eso termina alejando al aficionado avanzado de estas especies.

Sin embargo, yo siempre digo que cualquier material nos ayuda a aprender, y en este caso, podemos poner en práctica muchas técnicas que después utilizaremos en ejemplares de más nivel.

Estas dos primeras imágenes corresponden al día que llegó este ejemplar a mi casa. Previamente lo había trabajado para un aficionado, quedándome con una sola rama de las dos que presentaba, y dándole un poco de movimiento al tronco con un poco de alambre. El aficionado lo cultivó más de un año y terminó por regalármelo. Se ve que no terminaba de convencerle. Soy reacio a pasar de las plantas que tengo en casa, y me propuse intentar hacer algo con este ejemplar. Tenía algo de corteza en la base, pero las ramas eran largas y poco ramificadas, así que lo único que se podía hacer de momento era alambrarlo y defoliar un poco.
Abril 2008
En septiembre de ese año estaba bastante recuperado, y pensé que la manera de debilitarlo y que redujera el tamaño de hoja era defoliarlo de nuevo un poco con tijeras. Eso ayudaría a que salieran nuevas yemas en la base de las ramas.
Septiembre 2008


 La vista apical era desoladora, no había casi brotes, pero estaba empeñado en trabajarlo y procedí a someterlo a un régimen de abonado fuerte en otoño y débil en primavera. Era lo que tenía entendido por entonces que había que hacer con las especies de pino de brotes fuertes. Pensé que para trabajar las velas y que no me volviera a la brotación juvenil tenía que aplicarle la técnica de corte de velas, pinzando mucho las fuertes y menos las débiles. Otros aficionados optan por cortar con tijera las ramas, dejando algunas agujas. Eso los fuerza a brotar hacia atrás, pero de forma juvenil.

 La imagen anterior es de febrero de 2009, cuando las velas comenzaban a alargarse. Decidí eliminar la larga rama de la derecha. A principios de noviembre de ese año había alargado mucho las acículas y pensé en eliminar más agujas en el defoliado, dejando 4 o 6 dependiendo de la fuerza de la rama.
Tras el defoliado, un poco de alambre para ir formando la estructura de las ramas. Abajo podéis ver el estado de las velas en febrero de ese año. Parece que no se había resentido mucho.
Febrero 2010

 En julio de 2010 crecía muy sano y comenzaba a tener más densidad. Ese año quería probar a adelantar el trabajo unos meses a ver que tal respondía. Recodad que es un ejemplar que lo estaba trabajando de modo experimental. A la derecha lo podéis ver tras terminar el trabajo, realmente se quedaba en los huesos el pobre, pero es una especie muy fuerte y no se resiente de las perrerías que le hago. Ese año probé con él la técnica de cortar los brotes del todo para forzar la segunda brotación, como se hace con los pinos negros japoneses.
Sin embargo no le gustó mucho el nuevo tratamiento y aunque brotó con fuerza, lo hizo en muchos sitios con brotación juvenil. Conclusión, no cortar más las velas del todo y seguir usando la técnica del pinzado de velas. Esa primavera de 2011, en abril, lo trasplanté a una maceta ovalada que tenía disponible.

Llegamos a octubre de 2012, y volví a mi calendario habitual con este pino. Trabajo de recorte de agujas, defoliado y alambrado. Aproveché para eliminar alguna rama que a mi entender sobraba. La copa era muy voluminosa y tapaba la rama principal. Da pena eliminar ramas con este grado de ramificación, pero no será la última. Poco a poco hay que ir puliendo el trabajo realizado.
Se puede ver como poco a poco la rama ha ido ramificando y el número de agujas que voy dejando en estos trabajos. Abajo se ve el trabajo terminado. Aún quedaba mucho que densificar en la zona apical, se ven huecos, pero ha mejorado mucho desde la primera imagen.

El tronco no tiene nada llamativo, se ven algunas marcas del primer alambrado para modelarlo, y pensé en darle algo de carácter con un shari, así que manos a la dremel y a abrir hueco:



En marzo de 2013 pensé en reducirle el tamaño del cepellón y plantarlo en una maceta redonda. Para encajarlo en la maceta tenía que reducir la antigua cicatriz de la eliminación de la pivotante, pues de lo contrario quedaría muy levantado. Este mes es apropiado para trasplantar los piñoneros, las raíces comienzan a despertar y las yemas están activas, son más precoces que otros pinos.
En su nueva maceta

Y llegamos a octubre del mismo año. Había que repetir los trabajos de defoliado y alambrado. El labio de cicatrización había cerrado casi el shari, pero he pospuesto su nueva apertura para el invierno. Este año he querido probar a cepillar la corteza a ver que tal responde, espero que adquiera una mejor textura, pero ya veremos.

2013
Y parte de lo que quería conseguir ya lo he logrado, conocer mejor a esta especie y poco a poco intentar crear una imagen aceptable de bonsái. Me quedan aún varios años más para terminar de densificar la copa, pero he dado un paso importante en su formación.

Ahora puedo atreverme con ejemplares de piñonero de más atractivo, pero eso es harina de otro costal, localizar un buen tronco con movimiento y corteza para aplicarle las técnicas que he ido depurando con esta conífera autóctona mediterránea, el pino piñonero.


Entradas populares